sábado, 5 de enero de 2013

Sr. Presidente, con todo respeto



Sr. Presidente de la República de Chile, don Sebastián Piñera Echeñique, me dirijo a vuestra persona con el afán de hacerle llegar mis preocupaciones sobre la constante criminalización de mi pueblo mapuche. Digo mi pueblo, pues por mis venas corre sangre Pehuenche herencia de mis ancestros, que con orgullo y valentía pienso transmitir a mis futuras generaciones. Me he tomado la molestia de escribirle estas líneas, porque siento que lo que está ocurriendo en la región de La Araucanía sobrepasa todos los sentimientos que un pueblo como el nuestro pudiera soportar. Con preocupación, eso sí, he visto que algunos parlamentarios reducen el foco de la atención a ciertos episodios que les conviene advertir, desconociendo la historia de sacrificio, violencia y persecución que nuestro pueblo mapuche ha debido enfrentar. No es un tema que pueda circunscribirse a la quema de maquinarias, el amedrentamiento a agricultores o a la muerte de la familia Luchsinger McKay, sino que son años y años de constante humillación que comenzaron con la invasión del imperio español. Por tanto, la carga simbólica que reviste la reivindicación ancestral de mi pueblo debe ser entendida en su justa dimensión, pero agregando la cosmovisión que encierra su histórica tradición, pero que lentamente está siendo borrada por las autoridades nacionales.

Noto en sus declaraciones mucho revanchismo hacia el pueblo mapuche, al punto de comprender que en su mensaje estamos en presencia de una neo-pacificación de La Araucanía como la ocurrida durante la segunda mitad del siglo XIX, pero sin dimensionar los resultados que ésta pueda aparejar. ¿Es posible calificar al mapuche como “terrorista” cuando su presencia en esta tierra tiene más años que el propio término que se le aplica? ¿O es que ese etnocentrismo barato con el cual se nos ha querido engalanar, ha terminado por erosionar las raíces de tan bello pueblo? Temo que sí, que en el fondo se busca extirpar del imaginario colectivo el que gran parte de Chile tenga genes mapuches, como si esto fuera un gran pecado original propio del conservadurismo criollo. 

Me habría gustado haber visto en su mensaje una disposición al diálogo, al reconocimiento de nuestro pueblo (y de otros, por cierto) y menos odio de quien detenta un cargo tan importante como el suyo, pero comprendo a su vez, que cargar con enorme responsabilidad no debe ser sencillo. Lo quiero transportar en el tiempo, porque esta carta no sólo es para hacerlo reflexionar de que no queremos más muertos en La Araucanía, que la vida de un colono no es superior a la de cualquiera de nosotros, que la preocupación demandada por la lamentable muerte de la familia Luchsinger McKay no lo debe empujar a desarrollar una “cacería” sin control de algún lonko o machi, sino que debiera invitarlo a solucionar tan prolongado conflicto. Pero además comentarle que desde nuestro lado también tenemos muertos en democracia. Como no recordar a Daniel Menco asesinado a los 23 años bajo el gobierno de Eduardo Frei en el norte de Chile, o a Alex Lemún que con tan solo 17 años acabaron con su vida de un disparo en la cabeza bajo el mandato de Ricardo Lagos. Como no recordar la desaparición de José Huenante de 16 años de quien hasta la fecha no se tiene información de su paradero y que bajo el gobierno de Lagos nada se hizo por esclarecer su situación. 

Me viene a la mente Juan Collihuín de 71 años y gran defensor de la causa mapuche, quien bajo el mandato de la ex Presidenta Bachelet recibió varios tiros en su cuerpo, pero cuya acción a pocos les importó. El caso más recordado es el de Matías Catrileo de 22 años quien en 2008 y que, nuevamente bajo el mandato de Bachelet,  fuera asesinado con dos tiros por la espalda y cuyo autor goza de absoluta impunidad. En el 2008 también vio acabar su vida Johnny Cariqueo en Pudahuel con tan solo 23 años, y que si hubiese tenido una asistencia médica en el momento, se habría mantenido con vida. En el año 2009 Sr. Presidente fue asesinado Jaime Mendoza Collío de 24 años, y que luego de exámenes forenses se descubrió que recibió un disparo por la espalda, derrumbado la tesis de la policía que argumentó que las balas fueron en legítima defensa, cuestión que nunca ocurrió. 

Como puede leer Sr. Presidente, nuestro pueblo ha sufrido mucho y requiere imperiosamente que se apliquen políticas de Estado con altura de miras, pues no podemos seguir aceptando que tengamos más muertos por luchas ancestrales. No quiero que interprete que esta carta tiene una lógica del “empate” por lo acontecido hace unos días en Vilcún. Por el contrario, solo busco hacerlo meditar que la aplicación de la ley antiterrorista- esa que bajos los gobiernos de la concertación fue usada con abuso y sin remordimiento- es un completo error si lo que busca es solución. Por esta situación, en estos momentos  tenemos presos políticos mapuches y peñis en huelga de hambre reclamando sus derechos; niños baleados con extrema dureza en los constantes allanamientos a las comunidades mapuches, situación insostenible y  que hace necesaria la implementación de medidas en línea política y no simplemente represivas. 

Quizás estas palabras expresadas a través de esta carta no lleguen a su destino final o generen revuelo mediático, pero tenga presente que al menos hay alguien al que le preocupa lo que está pasando con nuestro pueblo mapuche, etnia que de todas formas merece respeto y consideración. Entiendo que a la oligarquía no le parezca prudente otorgarle el reconocimiento que se merece, pero me siento con el deber moral de transmitírselo en esta ocasión,  aún cuando esto le incomode. Es de esperar que de todos lados comencemos a presionar para que más temprano que tarde, el pueblo mapuche logre convivir en paz y sin temor de ser perseguido por su color de piel, por apellido o por cualquier circunstancia.


Fraternalmente
Máximo Quitral
Académico




7 comentarios:

  1. Excelente, aunque no llegue a manos de el presidente, llego a ser conocida por todos las personas que estamos con nuestros hermanos mapuches, newen hermanos queridos, abuelos míos, madre, primos, que esto no se convierta en un casería de muerte, que nuestro pueblo sea reconocido por lo que es, por nuestra cultura ancestral. Lo merecemos. Un abrazo.

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    1. Sr. Quitral. He leído con detenimiento su carta. Sólo quiero decirle que espero de todo corazón que nadie más pierda la vida en este doloroso conflicto aunque no se ve una salida fácil. Muchos aspectos atentan contra el entendimiento, el primero de ellos? el prejuicio que nubla la capacidad de análisis y de ponerse en el lugar del otro. El segundo el gran desconocimiento que autoridades y población en general (me cuento entre ellos) tiene del origen, desarrollo y consecuencia del llamado conflicto mapuche. Diálogo, entendimiento, comprensión, empatía, voluntad de llegar a acuerdos. Es para mi claro que el Estado que nos cobija no puede ni debe responder con más violencia. Eso espero, pero ojalá ningún muerto más. Un saludo

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  2. Hay que hacer algo para que la Ley Antidiscriminación (Ley 20609)se aplique en toda su extensión, no sólo respecto de parejas del mismo sexo o discriminación a homosexuales

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  3. Gracias por sus comentarios. Es importante detenerse y analizar lo que está pasando en la zona de la Araucanía

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  4. Puedo coincidir o no en algunos puntos, pero la carta en general me parece que representa a la mayoría quienes pensamos que el trato hacia las minorías en general por parte de los grupos de poder. Admiro honestamente la cordura utilizada, yo hubiese sido el insolente de siempre.

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  5. He tenido la suerte y también la voluntad de estudiar el tema mapuche así como también el de los Selknam, (Onas) Pascuenses y Aimaras solo por mencionar algunos, es cierto que nada nos enseñan en las escuelas es una política de estado estigmatizar a los pueblos originarios como flojos, ladrones y borrachos, cuando la única verdad es que el estado chileno les ha quitado las tierras anexándolas al territorio Chileno y en su actuar a tratado de la forma más ruin que uno pueda imaginar, Cornelio Saavedra Hernan Trizano, Julius Poppe, Enrique Merlet, Jefferies. Solo por mencionar algunos y cito además datos no muy conocidos de cómo actua el estado chileno contra los pueblos originarios.
    Dentro de lo que se conoce como la masacre de Ranquil, este hecho es tal vez el menos conocido y aquí lo menciono… Un recurso interpuesto ante la Justicia Militar por el abogado Gerardo Ortúzar Riesco, comisionado por la Federación de Estudiantes de Chile, da cuenta de una serie de ejecuciones a mansalva cometidas por carabineros entre campesinos no-mapuche y se pide "que se indaguen los asesinatos en masa de los pehuenche de Ralco". El lonko Ignacio Maripé, según consigna un informe, "fue salvajemente torturado en vida, le arrancaron los ojos, le cortaron la lengua y las orejas, hasta dejarlo exánime".
    El Diario El Mercurio, 24 de mayo de 18594 deja claro cual es el estigma que cae sobre los mapuches este es un extracto de la opinión del periódico [...] Los hombres no nacieron para vivir inútilmente y como los animales selváticos, sin provecho del género humano; y una asociación de bárbaros tan bárbaros como los pampas o como los araucanos no es más que una horda de fieras, que es urgente encadenar o destruir en el interés de la humanidad y en el bien de la civilización [...].

    El 29 de agosto de 1895 por el Decreto 1.130 se arrendó la Isla a Enrique Merlet, de triste memoria, el cual estableció una compañía explotadora. Cometió toda clase de tropelías, como confiesa su primer administrador en la Isla, Sr. Sánchez Manterola en su memorial histórico: desde fraudes a las compañías de seguros, pasando por quemar personal e intencionadamente las plantaciones de los isleños, sus cosechas de camotes, gallinas que tenían en el campo, provocando un incendio de grandes proporciones, hasta culminar su maldad con la muerte del rey Riroroko. Estando éste en Valparaíso, para exponer luego ante el Presidente de la República la situación en la Isla, por encargo de Merlet, se le embriagó, llevándole a lugares sospechosos hasta que cayó enfermo siendo envenenado por un alemán llamado Jefferies.

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  6. DIFUNDIRRRRRRRRRRRRRR!!!!! Acá estamos pueblo mapuche, difundiendo, informando, saboteando al estado terrorista chileno, somos la pesadilla de las redes para los lacayos del capitalismo!!!!!!! MARRICHIWEW!!!!

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